Los diamantes de laboratorio, también llamados diamantes creados, diamantes cultivados o diamantes sintéticos, son un material cristalino fabricado en unos reactores especiales que generan las condiciones adecuadas para hacerlo crecer desde un plasma o un vaporizado de carbono y otros gases.
Dicho así no parece muy glamuroso ni muy emocionante comparado con hablar de diamantes naturales; sin embargo estamos ante una nueva concepción del diamante como piedra preciosa, ya que realmente estamos hablando de diamantes para montar en joyería.
Porque, de entrada, un Diamante de Laboratorio o LGD (Laboratory Grown Diamond) no es una simulación o algo que aparenta ser un diamante, como son las circonitas o las moissanitas. Se trata de un material que es exactamente igual a un diamante sacado de una mina, con todas sus características y propiedades, pero fabricado en un entorno controlado.
DIAMANTES DE LABORATORIO VS DIAMANTES NATURALES
Ambos tienen una estructura cristalográfica cúbica, máxima dureza Mohs y peso específico. Su características ópticas son iguales y su composición química es Carbono. Sin embargo, la mayoría de los diamantes naturales son de tipo 1a (con agregados de Nitrógeno N2 y N3) es típico el espectro de absorción de 415,5 nm causado por N3 en diamantes naturales. Más que 98 el porcentaje de diamantes naturales tiene esta línea de absorción.
Esta última característica, y un diferencial de la intensidad de fluorescencia, son los aspectos que se utilizan para diferenciarlos con los instrumentos que explicamos más abajo.
CÓMO SE FABRICAN LOS DIAMANTES DE LABORATORIO
Los diamantes cultivados en laboratorio se crean aplicando calor y presión a una semilla de diamante. Esta semilla suele ser un pequeña lámina de diamante, ya creada en unos laboratorios específicos para generarla.
En una cámara, proporcionan presión y calor de 900 y 1200°C a la semilla de diamante, que está hecha de carbono cristalizado. Los diamantes tardan en formarse alrededor de 6 a 8 semanas sobre la semilla, una vez iniciado el proceso. Una vez extraído el diamante del reactor de crecimiento, se envía a cortar, tallar y pulir. Posteriormente, se clasifican en lotes tal cómo se hace con los diamantes de mina. Es prácticamente imposible a simple vista distinguir entre los diamantes cultivados en laboratorio y los naturales.
Se utilizan dos métodos diferentes para los diamantes creados en laboratorio; Alta presión-alta temperatura (HPHT) y deposición química de vapor (CVD).
FLUORESCENCIA EN LOS DIAMANTES DE LABORATORIO
Los diamantes cultivados tienen una fluorescencia diferente a la de las piedras naturales. Los diamantes naturales experimentan una fluorescencia más fuerte cuando se ven bajo luz ultravioleta de onda larga, pero ocurre lo contrario con los diamantes cultivados en laboratorio. En consecuencia, los diamantes cultivados en laboratorio emiten una fluorescencia más intensa bajo la luz ultravioleta de onda corta. Además, los diamantes cultivados en laboratorio tienen diferentes patrones de fluorescencia según su morfología de crecimiento. Los diamantes HPHT tienen un patrón cruciforme que aparece en el pabellón o la corona, mientras que los diamantes CVD producen un patrón de rayas. La fluorescencia en una piedra no indica el origen de un diamante.
¿LOS DIAMANTES DE LABORATORIO SON UNA OPORTUNIDAD O UNA AMENAZA?
Como hemos visto anteriormente, los diamantes cultivados en laboratorio poseen esencialmente todas las propiedades físicas y ópticas de un diamante natural, por lo que sí, son reales, excepto por algunas diferencias altamente técnicas. Actualmente, los consumidores no tienen forma de identificar fácilmente un diamante cultivado en laboratorio de un diamante natural. Comprar diamantes certificados por un laboratorio gemológico de primer nivel y tratar con un proveedor confiable elimina el riesgo de comprar diamantes de laboratorio sin saberlo (o viceversa).
Entonces, la decisión de compra del consumidor, y por tanto de los joyeros de incorporar diamantes de laboratorio a sus colecciones, vendrá dada por motivos que van más allá de las características de la propia gema. Algunos de estos motivos son los siguientes:
- El precio: Los diamantes de laboratorio están cada vez más disponibles y, aunque los precios pueden fluctuar con el tiempo, ya son significativamente menos costosos que los diamantes naturales y la rápida aceptación del producto por parte de los consumidores significa que serán una opción permanente en el mercado y la industria de la joyería y la moda.
- Cuestiones éticas: Es comprensible que parte de la historia pasada de la industria minera de diamantes haya dejado a los consumidores con preocupaciones sobre las fuentes de sus diamantes naturales. Pero es cierto que desde el año 2003 se han establecido fuertes controles al respecto. Aquí no vamos a potenciar este punto como base de la diferencia entre diamantes de mina y de laboratorio, lo importante es que ambos deben ser producidos responsablemente entre todos los proveedores de diamantes respetados, independientemente de si los diamantes se extraen de la Tierra o se producen en una fábrica.
- Cuestiones ecológicas: El proceso de extracción, corte y distribución de diamantes es largo y costoso. Debido al intenso proceso, la maquinaria minera y la distribución global de los diamantes naturales, los diamantes cultivados en laboratorio parecen lógicamente ser una opción más ecológica. Para nosotros, las discusiones sobre cuestiones ecológicas dentro de la industria de los diamantes son animadas en ambos lados del argumento, pero este debate fomenta un enfoque en diamantes más verdes y aboga por la transparencia ante los consumidores.
- Seguridad en la adquisición: Ya sea que esté buscando un diamante cultivado en laboratorio o un diamante natural, la certificación de laboratorio es la única manera de garantizar una evaluación segura y de confianza en su compra de diamantes.